¿Mañana a las 11:00?"

"Sí, si D-os quiere, allí estaré", respondí.

Iba a reunirme con el Rabino M. en su oficina de la sinagoga. El lugar queda en el centro de Los Ángeles, pasando el micro centro, bien al final.

"Y la sinagoga queda en un depósito," me alertó.

Me imaginé una sala grande y fría, con el piso de cemento, mucho polvo, y algunas telarañas. Claro que no podían faltar un par de sillas, libros de rezo, y un rollo de Torá guardado detrás de un arca improvisada.

Estaba siendo pesimista.

¡Y qué equivocada que estaba! Gratamente sorprendida sobre cómo se puede transformar un depósito, entré a un lugar que era colorido. Las paredes estaban pintadas de colores brillantes. Era calentito y limpio.

Sobre las paredes, había sillones marroquíes con almohadones. Y en el centro, mesas negras de madera rectangulares, con sillas haciendo juego.

Bibliotecas talladas que cubrían la pared trasera. Un arca detalladamente diseñada para guardar los rollos de la Torá.

Cada detalle del decorado era significante. Cada artefacto único y especial, el espejo, la Menoráde azulejos sobre una pieza de mármol rectangular, la caja de madera gigante para Tzedaká, y un shofar de plata.

Cada centímetro de los 274 metros cuadrados estaba siendo inteligentemente usado, Iluminado con espíritu; sagrado.

Denominé al lugar Marrakech.

No sé porqué. Nunca fui a Marruecos, ni tengo sangre marroquí. Pero de alguna manera, este título se ajustaba perfectamente al estilo, al carácter de esta sinagoga.

Llegué a casa y "googleé" Marrakech.

El origen más acertado de este nombre proviene de la unión de las palabras mur (n) y akush, que juntas significan "Tierra de D-os".

Cuando halagué al hombre que diseñó la sinagoga, se enorgulleció al contestarme que su objetivo era hacer de este un lugar que contribuyera e inspirara los rezos. Un lugar para servir a D-os, que a la larga es eso de lo que se tratan las sinagogas. Wow.

Más tarde esa misma noche, frustrada después de alimentar y bañar a mi hija con capacidades diferentes, sentí lástima de mi misma. Miré a mi hija y pensé: "Es demasiado difícil para mí".

Empecé a sentirme triste. Fría, lúgubre, apagada. De repente, la miré nuevamente y pensé: "¿Qué tal si transformo mi pesimismo, como el depósito, en Marrakech?".

¿Por qué debería mirarla con negatividad?

¿Acaso no fue El diseñador de todos los diseñadores quien dotó de significado a cada uno de los detalles de Sus creaciones? ¿No la iluminó con espíritu?

¿No es ella sagrada? Definitivamente sí.

Es colorida. Es única. Ella está unívocamente diseñada; hay un alma dentro suyo. Ella es especial.

D-os puede estar orgulloso de Su trabajo. No hay duda de que Su objetivo fue colocarme en una situación propicia para servirle mejor. Wow.