Durante una audiencia privada con el Rebe de Lubavitch, R. Menajem M. Schneerson, de bendita memoria, un editor ejecutivo de un periódico judío nacional enalteció su publicación alegando: “¡Nuestra línea editorial es independiente y completamente objetiva!”
El Rebe respondió de forma contundente: “Independiente, tal vez, pero ¿objetiva? Eso no existe. Es humanamente imposible ser plenamente objetivo.
“Todos tienen algún tipo de sesgo o inclinación”1
Entiendo que las palabras del Rebe significan que si bien uno puede vivir sin una agenda, no puede vivir sin una orientación.
Por una mezcla de idiosincrasia, formación y libre albedrío, cada uno de nosotros posee una lente determinada que enmarca y forma la manera en que nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo circundante. Por mucho que lo intentemos, no nos es posible eliminar de nuestras observaciones, expresiones o acciones todos los rastros de nuestra personalidad, experiencias pasadas y creencias arraigadas.
Este marco que adoptamos, ya sea consciente o inconscientemente, afecta profundamente a la forma en que percibimos la realidad. Dicha matriz de comprensión se convierte en nuestro sistema operativo, por así decirlo, el mecanismo por defecto a través del cual deducimos y contextualizamos, reaccionamos y reafirmamos, interpretamos e identificamos cada evento e interacción que experimentamos.
Basado de este hecho de la subjetividad, surgen los siguientes interrogantes:
¿Cuáles son nuestros prejuicios? ¿Cuáles son los marcos por defecto a través de los cuales vemos el mundo? ¿Cómo podemos ajustarlos a fin de mejorar su utilidad para nosotros y los demás?
Si nuestros prejuicios influyen inevitablemente en la forma en que interpretamos y experimentamos el mundo, se deduce que un objetivo primordial de la vida debería ser evaluar y reajustar nuestros prejuicios.
En las perspicaces palabras del Rebe a una persona que solía lamentarse de las circunstancias de su vida:
En nuestro mundo, todo es una mezcla de bien y mal. Los seres humanos debemos elegir qué aspectos habremos de enfatizar, contemplar y perseguir...
Qué ilustrativo lo que nos dicen nuestros Sabios, que Adam era un ingrato. Incluso desde antes de haber sido desterrado del Jardín del Edén, [mientras vivía en un paraíso literal] se quejaba de sus circunstancias. Por otro lado, hubo hombres y mujeres judíos que agradecieron y bendijeron al Creador y recitaron las bendiciones matutinas mientras vivían los más horribles momentos en los campos de concentración alemanes. En última instancia, las circunstancias de cada uno estarán en algún lugar entre esos dos extremos....
Mi intención [al decir esto no es increparte, sino] simplemente subrayar la realidad [de que] el tipo de vida que llevamos, ya sea plena de satisfacción y significado o lo contrario, depende, en gran medida, de nuestra fuerza de voluntad, que dicta si nos centraremos en lo positivo o en lo negativo.2
Nuestras perspectivas son tan poderosas que pueden llevarnos a encontrar defectos en el Paraíso o a expresar gratitud incluso en un estado de sufrimiento extremo.
En una inusual revelación personal a uno de sus Jasidim y confidente de confianza, R. Berel Junik3 , el Rebe aludió cierta vez a su enfoque en ver las cosas de forma positiva como algo derivado de su desgarrador pasado: “Trabajé sobre mí mismo para ver [siempre] las cosas de forma positiva; de lo contrario no podría haber sobrevivido”.
Esta afirmación, engañosamente sencilla, resume la premisa básica de este libro, concretamente, que vivir una vida positiva es una cuestión de elección, no de circunstancias, y se deriva de la perspectiva, no de la personalidad.
No son los acontecimientos de nuestra vida los que nos moldean, sino el significado que asignamos a esos acontecimientos.
En otras palabras: Si cambias tu forma de ver las cosas, las cosas que miras cambian.
En definitiva, el mejor campo de pruebas para cualquier teoría es el Laboratorio de la Vida.
Y eso es lo que hace que este libro sobre la positividad sea diferente de muchos otros. Porque si, como dice el refrán, la historia es la enseñanza de la filosofía a través de ejemplos, este libro enseña la filosofía de la positividad a través de un ejemplo vivo, demostrando cómo el Rebe interactuaba con personas reales que reaccionaban en tiempo real a situaciones de la vida real.
Es importante señalar que las perspectivas redentoras presentadas en este libro no son las de un hombre que vivió una vida de paz y privilegios. Más bien, son las percepciones de un hombre que vivió olas de pogroms, los campos de exterminio de la Primera Guerra Mundial, una epidemia de tifus, una crisis de refugiados, la persecución y el exilio forzado de su padre, al que nunca más volvió a ver, la revolución bolchevique, el ascenso del comunismo, la Segunda Guerra Mundial, el brutal asesinato de su hermano, su abuela y muchos otros familiares a manos de los nazis, y una vida privada de hijos.
Son las enseñanzas de un hombre que absorbió personalmente y cargó con el dolor aplastante de cientos de miles de personas que lo buscaron en procura de curación y consuelo, de amor y aceptación, de ayuda y, a veces, simplemente de una razón para vivir.
Y, finalmente, son los fundamentos de trabajo de un hombre que tomó la decisión activa de curtir conscientemente una filosofía y hábitos de pensamiento, palabra y acción, firmemente arraigados en 3000 años de sabiduría, comprensión y conocimiento judíos, que confluyen en lo que llamamos en este libro el “Sesgo de Positividad” del Rebe.
Una vez señalado, el Sesgo de Positividad del Rebe es imposible pasarlo por alto. Tal como los cientos de relatos, cartas, anécdotas e historias contenidas en las siguientes páginas ponen de manifiesto, el Sesgo de Positividad del Rebe iluminaba cada rincón de sus pensamientos, cada matiz de su discurso e infundía cada acción, reacción e interacción con el poder de la Vida Positiva.
Sin embargo, este libro no fue escrito para contar la historia del valeroso esfuerzo de un hombre por diseñar una vida de positividad a pesar de los tiempos oscuros y difíciles en los que vivió, ni pretende detallar cómo inspiró a todo un equipo de trabajo global de dedicados “faroleros” para compartir a través de ellos su mensaje de positividad y providencia con cada persona que encontrasen en su camino.
El objetivo de este libro es proporcionarte a ti, querido lector, los principios y las prácticas, la sabiduría y las herramientas, las ideas y la inspiración que te permitirán personalizar, interiorizar y actualizar tu propio Sesgo de Positividad.
Cada capítulo, cada historia y cada enseñanza contenida en estas páginas no es más que otra llave para acceder a tu visión superior, y para abrir tus ojos a un mundo mejor y más brillante.
Mendel Kalmenson
28 Sivan 5779
London
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