Por David, cuando fingió locura ante Avimélej, quien entonces lo expulsó, y él se fue: Bendigo a Adonái en todo momento; Su alabanza está siempre en mi boca. Mi alma se glorifica en Adonái; que los humildes lo oigan y se alegren. Exaltad a Adonái conmigo, y ensalcemos Su Nombre juntos. Busqué a Adonái y El me respondió, y me libró de todos mis temores. Quienes Lo contemplan están radiantes; sus rostros jamás son humillados. Este pobre clamó, y Adonái oyó, y de todas sus tribulaciones lo libró. El ángel de Adonái asienta campamento en torno de quienes Le temen y los salva. Probad y ved que Adonái es bueno; feliz el hombre que confía en El. Temed a Adonái vosotros, Sus sagrados, pues quienes Le temen no carecen de nada. Los leoncillos padecen necesidad y sufren hambre, mas a quienes buscan a Adonái no ha de faltarles bien alguno. Venid, hijos, escuchadme; os enseñaré a temer a Adonái. ¿Quién es el hombre que desea vida, que ama una larga vida en la que vea el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engañosamente. Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y persíguela. Los ojos de Adonái están dirigidos hacia los justos, y Sus oídos [atentos] a su clamor. La ira de Adonái está sobre los que hacen el mal para extirpar su recuerdo de la tierra. Mas cuando ellos [se arrepienten y] claman, Adonái oye, y los salva de todas sus aflicciones. Próximo está Adonái a los de corazón quebrantado, y libera a aquellos de espíritu contrito. Muchas son las aflicciones del justo, pero Adonái lo rescata de todas ellas. Protege todos sus huesos, ninguno de ellos es quebrado. El mal causa la muerte del malvado, y los enemigos del justo están condenados. Salva Adonái el alma de Sus servidores, y todos los que en El se amparan no son condenados.