Estimados Lectores:

Esta semana leemos sobre los eventos del diluvio y los eventos previos al mismo. La Torá nos cuenta que toda la tierra era corrupta e inmoral, solo Noaj y su familia no eran parte de esta corrupción.

A lo largo de esta Parashá vemos que se repite el mismo concepto, incluso al final de la Parashá en la generación de la torre de Babel nos cuenta que todos se unieron para crear una torre “tan alta que desafíe a Di-s”.

En nuestra época de gran diversidad de pensamientos podemos pensar, ¿Cómo es posible que toda la humanidad se dejo llevar en masa hacia la corrupción y la herejía? Cuesta creer que somos tan influenciables a las acciones de los demás, pero la realidad es que si lo somos.

Si vivimos en una ciudad donde la gente maneja alocadamente sin respetar las reglas de transito por ejemplo, difícilmente como individuos las cumplamos e incluso si nuestra voluntad es cumplirlas, es difícil no sentir que nuestro esfuerzo es vano, ya que “si todos lo hacen por que yo seré menos”, el ejemplo del transito se puede aplicar a cualquier otro habito social negativo.

Por eso es tan loable la actitud de Noaj, y la enseñanza que nos deja. El pudo resistir a la tentación de dejarse llevar por el pensamiento colectivo, su moral se mantuvo intachable a pesar que a su alrededor se cometían los peores crímenes. Y todos somos sus descendientes así que en nuestro ADN cargamos la fuerza y el coraje para mantenernos firmes y no dejarnos doblegar.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy