Estimados lectores:
Esta semana, leemos en la Torá sobre la relación de dos hermanos, Iaakov y Eisav. La Torá nos cuenta que a pesar de que Iaakov era el más justo de los dos, no obstante, el padre, Isaac, favorecía a Eisav, que era el mayor. Una de las razones por las que lo hacía era porque Eisav lograba engañarlo y se mostraba como un hombre piadoso, recurría siempre a su padre para consultarle sobre cómo debía comportarse, y luego hacía lo contrario.
Entonces, la gran pregunta es: ¿Acaso Isaac era tan ingenuo? ¿Era posible que un justo de su talla no supiera la verdad sobre su propio hijo?
El jasidut nos cuenta que, en realidad, Isaac conocía la conducta de su hijo, pero de todas formas elegía acercarlo. Él sabía que Eisav tenía un enorme potencial espiritual y que, si este era bien canalizado, él podría lograr cosas increíbles.
Una gran lección surge de esta historia.
A los hijos, debemos siempre acercarlos, no importa que tan alejados estén, debemos ignorar lo negativo y poner todo nuestro foco en cómo elevar su potencial, no siempre seremos exitosos; pero como padres, esa es nuestra misión.
Este fin de semana en la ciudad de Nueva York se realiza la convención anual de emisarios de Jabad. El Rebe siempre nos transmitió este mensaje a sus Shlujim: “No mires el estado espiritual de una persona, siempre hay que mirar el potencial infinito de su alma, porque no hay ningún judío que esté alejado solo, hay almas sedientas de guía y enseñanza”.
PD: Como siempre que estoy en el Ohel del Rebe, me ofrezco a llevar sus pedidos personalmente a quienes necesiten alguna bendición.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy