“Quien nace bajo [el mazal o constelación de] Marte será un derramador de sangre. R. Ashi observó que [puede canalizar esa agresión convirtiéndose en]: O un cirujano, un shojet (matarife kosher), o un mohel (circuncisor)”. Shabat 156a

En los primeros años de la década de 1950, una pareja y su joven hija tuvieron una audiencia privada con el Rebe. Después de que la esposa y el marido pidieran consejo sobre varios asuntos, el Rebe se dirigió a la niña y le preguntó si tenía alguna pregunta. Cuando ella comenzó a hablar, sus padres trataron de hacerla callar para no quitarle al Rebe más de su valioso tiempo, pero el Rebe la animó a continuar. Con una mirada preocupada, la niña le preguntó al Rebe si pensaba que la energía atómica era favorable o adversa. “En la cocina de tu casa hay un cuchillo. ¿Es bueno o malo el cuchillo?”, preguntó el Rebe.

La niña respondió: “Depende de para qué se utilice. Si se utiliza para cortar los alimentos, entonces es bueno. Si se emplea para herir a alguien, entonces es malo”.

“Esa es una respuesta buena y valedera”, le dijo el Rebe, “y lo mismo podría decirse de la energía atómica o de cualquier otra tecnología que el hombre desarrolle”.1

Aunque la historia anterior, que ocurrió durante la crisis nuclear de la Guerra Fría, se centra en cómo nos relacionamos con las tecnologías emergentes, el Rebe también aplicó este mismo enfoque “neutral” como principio general a numerosas áreas de nuestra vida.

De hecho, un aspecto fundamental del Sesgo de Positividad del Rebe era que (siempre que fuese permisible según la Torá) todo y cualquier cosa tiene el potencial de ser iluminado y elevado, si se canaliza de la manera correcta. Este enfoque “permisivo” del Rebe, aunque con cierta advertencia halájica, contrastaba fuertemente con el enfoque de muchos rabinos contemporáneos suyos.

Por ejemplo, muchos líderes judíos ortodoxos de la época consideraban que las nuevas tecnologías de los medios de comunicación, como la radio, la televisión e Internet, eran espiritualmente peligrosas y, por lo tanto, debían evitarse a toda costa.

El Rebe, sin embargo, las veía como instrumentos neutrales con un inmenso potencial para el bien.

Del mismo modo, el Rebe provocó un giro radical a nuestra percepción de numerosos atributos psicológicos, revelando potenciales espirituales positivos encubiertos dentro de rasgos de personalidad y conductas aparentemente superficiales, triviales o egocéntricas.

En pocas palabras: El Rebe buscó canalizar y difundir la conciencia Divina por cualquier medio necesario.

Basándose en su cálculo espiritual, las recompensas redentoras casi siempre superaban los riesgos regresivos. Era sólo una cuestión de localizar y amplificar la chispa divina interior.

Lo que sigue son numerosas historias en las que podemos apreciar al Rebe ofreciendo un punto de vista contraintuitivo a lo que usualmente se considera como rasgos de carácter y conductas nocivas, a los que el Rebe alentó a elevarlos hacia fines positivos.

Belleza: No sólo superficial

Un domingo por la mañana, una ganadora del certamen Miss Israel visitó al Rebe para recibir una bendición.

El Rebe la bendijo y luego le dijo:

La Torá expone: la belleza es falsa, y continúa exponiendo el versículo: una mujer temerosa de Di-s ha de ser alabada.2 Los comentarios explican que una mujer temerosa de Di-s utiliza su belleza [física] para realizar bellos actos [espirituales] .... (Sea acreedora) de buenas noticias, y por favor transmita este mensaje a sus colegas y a los organizadores del evento.3

Lo notable del mensaje del Rebe es que invierte el significado literal del versículo. En lugar de leer la segunda mitad del versículo como una reprimenda o negación de la primera, es decir, que lo único loable es el carácter interno de uno, el Rebe ve la segunda mitad del versículo como una calificación de la primera, lo cual significa que la belleza no es nada a menos que una mujer sea justa y temerosa de Di-s. Si lo es, su belleza exterior ya no es vacía o engañosa, sino que refleja y expresa una belleza espiritual interior. Si se utiliza apropiadamente, dicha belleza puede ser utilizada como un medio para inspirar gracia, fe y bondad en otros.

Prestigio, títulos y estatus

Los filántropos, el Conde y la Condesa Maklouf Elkaim, eran reacios a utilizar sus títulos nobiliarios heredados, por considerarlos pretenciosos.

En cierta ocasión, el Rebe se dirigió a sus dudas en una audiencia privada:

Ya que, por la Divina Providencia, poseéis esos prestigiosos títulos, no dudéis en utilizarlos para abrir puertas a las causas judías. La gente os tomará más en serio si os presentáis como Conde y Condesa. Si bien otros pueden usar sus títulos de manera egoísta, ustedes debéis usar semejante privilegio único para impactar positivamente sobre las personas con que os encontréis.4

El deseo de obtener títulos o estatus elevados puede sacar a menudo lo peor de una persona, ya que busca ascender en la escala social a costa de cualquiera que se interponga en su camino. Además, una vez que se ha alcanzado dicho estatus, puede seducirles fácilmente a pensar que son mejores que los demás o que están por encima de la ley. Sin embargo, aquí vemos que el Rebe anima a los privilegiados con tal posición a no rehuirla, sino a poseerla y utilizarla para el bien de los demás.

En nuestra siguiente historia, el Rebe anima a un individuo a trabajar para conseguir un título profesional con el fin de ser más eficaz en sus actividades espirituales.

Como estudiante de física en la Universidad de Penn State, el Dr. Yaakov Hanoka se tomó un año de descanso en su doctorado para estudiar judaísmo en una ieshivá. Se enamoró tanto del verdadero judaísmo de la Torá que quiso permanecer en la ieshivá en lugar de continuar con su doctorado.Hacia el final de su primer año, tuvo una audiencia con el Rebe, durante la cual planteó sus planes para el futuro. Para su sorpresa, el Rebe dijo: “Quiero que vuelvas a la universidad para obtener tu doctorado”. “Pero Rebe”, replicó respetuosamente el Dr. Hanoka, “si me quedo en la ieshivá, tal vez pueda convertirme en rabino del campus y seguir compartiendo mi experiencia y pasión religiosa con los estudiantes judíos, inspirándolos a aprender más sobre su herencia”.

El Rebe respondió con una sonrisa: “Lograrás más por el Idishkait (Judaismo) anteponiendo una abreviatura de profesión a tu nombre”. 5

El Rebe comprendía la psicología social de los títulos, las marcas y los envases. En lugar de burlarse de la obsesión de la cultura en general por las meras etiquetas, el Rebe trató de emplearla para difundir un mensaje espiritual positivo a la mayor audiencia posible.

Después de que el Dr. Naftali Loewenthal completara su tesis doctoral sobre “El concepto de Mesirut Nefesh, el autosacrificio, en las enseñanzas de R. DovBer, el Miteler Rebe”, quiso publicarla como libro para llegar a un público más amplio. Le preguntó al Rebe si debía enviarlo a una editorial judía general, a la Casa de Publicaciones Kehot
—especializada en temas específicos de Jabad— o a una editorial académica. El Rebe respondió: “Procura que lo publique la editorial académica de mayor renombre”.6

Publicidad

Se acepta como un principio general en el judaísmo que la manera más refinada espiritualmente de cumplir las mitzvot es observarlas discretamente y por el acto en sí mismo, en lugar de buscar el reconocimiento público o la recompensa personal.

Las cualidades de interioridad y discreción respecto a los propios méritos de uno son muy valoradas en el jasidismo, ya que sirven para acallar o anular nuestro pernicioso ego, que constantemente ansía su auto-afirmación.

Maimónides lo explica claramente cuando escribe:7

“La forma más elevada de caridad es cuando el dador no sabe a quién da ni el receptor de quién recibe”.

Sin embargo, el Rebe buscó y alentó a las personas a dar a conocer sus logros espirituales y sus realizaciones positivas con la mayor difusión posible. Comentando la naturaleza de los medios de comunicación contemporáneos, que se centran en los escándalos y el cinismo, el Rebe enseñó: “Si el alboroto puede ser utilizado para difundir el mensaje de negatividad, ¿por qué no podemos utilizar el alboroto para el bien?”8

En otra ocasión, dijo el Rebe a una figura pública: “Sería bueno que estudiaras la Torá regularmente, aunque sea unos minutos cada día. ¡Y si lo haces sin mantenerlo en secreto, serás un brillante ejemplo para los demás!”9

En nuestro actual clima mediático, saturado como está de noticias sobre los defectos y errores de la gente, el Rebe comprendió claramente la importancia de publicitar las buenas acciones y las cualidades positivas. La fe y la esperanza necesitan combustible para sus fuegos espirituales. Las historias de pequeñas pero significativas victorias pueden animar a otras personas también.

De hecho, dijo el Rebe cierta vez a un shliaj: “No escuchamos nada de ti”. El shliaj envió al Rebe un informe detallado. El Rebe respondió y dijo: “Mitzvá lefarsem osei mitzvá (Es una mitzvá dar a conocer a los que hacen una mitzvá)”. 10 Basándose en este comentario, el shliaj se encargó de escribir un artículo sobre sus últimas actividades exitosas y lo publicó en numerosos periódicos locales.

Del mismo modo, en respuesta a un filántropo que deseaba dar caridad de forma anónima a fin de evitar verse motivado por la ambición de honor y reconocimiento, el Rebe sugirió una perspectiva diferente: “Si dedicas un edificio en tu nombre, y pones tu nombre en la fachada para que sea visible para todos los que pasan por allí, también otros querrán dar como tú. Y así, más personas se beneficiarán”.

Arrogancia

El Rebe contó la historia 11 de cierto Jasid de R. Shneur Zalman de Liadi, R. Mordejai Liepler, que afirmaba que su arrogancia era la responsable de mantenerlo en el camino correcto. Dijo que cuando su ietzer hara (inclinación negativa) lo provocaba diciéndole: “Mottel, vamos, comete alguna transgresión”, él la enfrentaba con decisión y respondía: “Soy un jasid, por no decir que soy rico, muy respetado y culto, ¿y pretendes convencerme de transgredir?”.

Una autoestima elevada, si se la conduce adecuadamente, puede servir en realidad de salvaguarda. De este modo, incluso la arrogancia puede utilizarse con fines espirituales positivos, como elemento disuasorio para evitar disminuir el status espiritual o moral.

Ego

Un hombre preguntó al Rebe: “Rebe, ¿qué debo hacer para deshacerme de mi ego hinchado?” “¿Por qué pretendes deshacerte de él?”, respondió el Rebe. “¿Por qué no vives a la altura de las grandes expectativas que tienes de ti mismo? ¡Sé la persona increíble que consideras que eres!”.

El pensamiento jasídico clásico enfatiza y valora el bitul, la anulación y negación del ego o del yo arrogante. De hecho, el ieshut, el fuerte sentido del yo, que se basa en un sentido sesgado de la auto-importancia, es considerado por los maestros jasídicos como la némesis de la santidad.

Sin embargo, según el Rebe, también el ego puede ser canalizado hacia la santidad; de hecho, se debe hacerlo. Desde esta perspectiva, el ego no es inherentemente negativo. Además, si se integra en una estructura espiritual más amplia, puede desempeñar un papel catalizador en nuestros intentos de servir a un bien mayor.

Una historia relacionada: Un prolífico conferenciante sobre jasidismo visitó al Rebe para conversar sobre una lucha personal. “Rebe”, dijo, “no sé si tengo suficiente ahavat Israel para hacer lo que hago. Enseñar a veces me hace sentir superior a mi audiencia, y siento que mi ego se hicha como resultado de mis conferencias. Quizás otros sean más adecuados para este trabajo, ya que no permitirían que se les subiera a la cabeza”. “Que esos sentimientos no te hagan vacilar”, respondió el Rebe. “Cuando se trata de hacer el bien, la acción es lo primordial”.12

Jamás permitas que un poco de ego te asuste a la hora de hacer el bien a los demás. La motivación inicial del gesto no le importa al receptor de la bondad. El sentimiento de este activista se expresa maravillosamente en una cita de R. Shneur Zalman de Liadi cuando se dirigió a cierto estudiante preocupado por la presencia de su ego en la realización de lo que debían ser actos desinteresados: “Aunque tu donación caritativa carezca de sinceridad, te puedo garantizar que (gracias a ella,) el pobre come con toda sinceridad”.13

Egocentrismo

Mientras que el egocentrismo suele tener implicaciones negativas, el Rebe, al comentar la pureza espiritual y el egocentrismo de los niños, enfatizó su esencia positiva:14 La idea de que cada uno de nosotros juega un papel absolutamente central en el propósito de la Creación. Cuando dirigimos esta convicción innata hacia su expresión más elevada, lo hacemos con la fe de que nada carece de importancia y todo tiene un efecto real, incluso cósmico.

En lugar del tiránico sentido de absoluto derecho, el egocentrismo sagrado puede cimentarnos en una postura de amor y de responsabilidad absoluta. Como afirman nuestros Sabios,15 “Toda persona está obligada a decir: Por mí fue creado el mundo”. Por consiguiente, ¡también su bienestar y su vitalidad dependen de ti!

Esta cuestión de nuestro impacto percibido en el mundo es esencial en la comprensión y el enfoque jasídico del servicio a Di-s.

¡Lo que haces importa! ¡El mundo te necesita! ¡Vive como si todo dependiera de ti!

Inseguridad o Inspiración

Cierto Jasid, en una audiencia privada, se lamentó ante el Rebe de que su conducta visiblemente recta era frecuentemente impulsada por pensamientos internos y preocupaciones sobre su imagen pública. “A menudo me consumen y motivan pensamientos sobre qué dirán o pensarán otros de mí”, dijo.

El Rebe respondió:

No es una mala forma de pensar si la utilizas como motivador y catalizador. La próxima vez que te debatas si quedarte a estudiar más tiempo o no, piensa para ti mismo: “¿Qué dirá la gente de mí?” y eso hará que extiendas tu sesión de estudio.16

En un mundo ideal, nuestro comportamiento positivo estaría motivado por una identificación interna con nuestros valores fundamentales y no por la forma en que podemos o no ser percibidos por los demás. Sin embargo, el punto de vista del Rebe era que nuestras intenciones internas defectuosas nunca deben interponerse en el camino de hacer una mitzvá o ayudar a alguien necesitado. Según este punto de vista, podemos aprovechar nuestro aparentemente superficial hambre de estatus y atención para inspirarnos a ir más allá de donde podríamos haber llegado basándonos en nuestras motivaciones “puras”.

Transforma la inseguridad en inspiración.

Insatisfacción

Itzjak Rabin, el difunto Primer Ministro de Israel, estaba en una audiencia privada con el Rebe. “¿Cómo estás?”, le preguntó el Rebe calurosamente. “No puedo quejarme”, respondió Rabin, “la vida es buena”.

El Rebe replicó: “Es cierto que nuestros Sabios enseñan:17 '¿Quién es rico? El que está satisfecho con lo que tiene', pero esto se aplica sólo a la riqueza material”.

“Sin embargo, cuando se trata de asuntos espirituales, jamás debe uno contentarse con su estado actual. No importa cuánto haya sconseguido, al día siguiente debes esforzarte por conseguir aún más”.18

Un sentido cultivado de insatisfacción perpetua no está en auge en estos días, por decir lo mínimo.

Vivimos en una época de “estar aquí ahora”, en la que todo el mundo se esfuerza por “aceptar lo que es”, en una constante búsqueda de la auto-realización. Pero el Rebe señala que, si bien ello es positivo en relación con los bienes materiales, ese tipo de contentamiento tolerante no es productivo espiritualmente. En relación con el alma, debemos esforzarnos constantemente por bucear más profundo y ascender más alto.

Cierto Jasid informaba constantemente al Rebe sobre sus actividades comunitarias. Y preguntó si el Rebe si estaba conforme con sus informes.

El Rebe sonrió y respondió: “Feliz, ciertamente lo estoy, pero por naturaleza jamás estoy satisfecho con lo que ya se ha hecho en un área donde se puede lograr aún más”.

Y dijo suavemente el Rebe: “De alguna manera, siento que esto es una parte de mi naturaleza que no necesito cambiar”.19

Envidia

Los celos y la envidia no son rasgos de carácter que a menudo se vean con buenos ojos; de hecho, “No codicies”20 es uno de los Diez Mandamientos. Mezquino, vengativo, sentencioso, posesivo... son sólo algunas de las descripciones de alguien que está prisionero de los celos. En las tradiciones espirituales de todo el mundo se procura identificar tales rasgos para evitarlos.

Sin embargo, nuestros Sabios pensaban y enseñaban de forma diferente: “Los celos de los escribas incrementan la sabiduría”.21

En esta línea, el Rebe solía decir que si ves a una persona que es mejor que tú en un campo determinado, no te rindas ni te desanimes. Míralo como una indicación de que puedes aprender de él y superarte.

Podemos ver esta dinámica en juego en una carta dirigida al profesor Velvel Greene,22 en la que el Rebe dice que siente envidia del destinatario debido a su capacidad y trabajo únicos en la difusión de la Torá en los lugares más lejanos.

Después de compartir una historia que escuchó de su suegro, el Rebe, sobre su abuelo, R. Shmuel, el cuarto Rebe de Lubavitch, en la que expresaba a uno de sus seguidores similares sentimientos de envidia, el Rebe escribió: “Sólo añadiré lo obvio, que la envidia en asuntos de Torá y mitzvot es correcta”.

En un mundo de redes sociales donde somos bombardeados con las historias de éxito de otras personas, es especialmente relevante para nosotros aprender a reaccionar ante los logros de los demás no con resentimiento sino con motivación para llegar más alto.

Obstinación

Dijo el Señor a Moshe: “He visto a este pueblo y he aquí que es un pueblo testarudo”.23

En una conversación con el Rebe, una joven estudiante contó sus dificultades para adaptarse a un nuevo programa al que se había inscripto. Aunque estaba siguiendo sus sueños de sumergirse en este nuevo campo de estudio, se sentía fuera de su dimensión y con falta de aprendizaje previo.

El Rebe le respondió:

Puedes hacerlo. Tienes una gran voluntad. Y no sólo eso, somos un pueblo testarudo; somos obstinados en querer lograr....24

Esta descripción clásica del Pueblo Judío, utilizada en la Torá para describir su afición a los interminables lamentos y reclamos, es utilizada aquí por el Rebe para describir un rasgo espiritual positivo: la terquedad necesaria para mantener el rumbo, para no rendirse nunca, para lograr y sobresalir.

Falta de confianza

Un alumno de R. Levi Itzjak de Berditchev llamó un día a su puerta. Le dijo: “Usted dice que puede y debe elevar todo; que todo tiene una chispa divina y es nuestro trabajo encontrarla y sacarla a luz. Tengo una pregunta: ¿Qué es lo hay para elevar en la falta de confianza en Di-s?”

R. Levi Itzjak respondió con calma:

Cuando alguien llama a tu puerta y te pide ayuda, es preferible ayudarle uno mismo en vez de confiar en que Di-s lo hará. En un caso así es bueno no confiar tanto (en el Supremo), y en cambio actuar como si el bienestar de esa persona dependiera exclusivamente de ti.

El conocido periodista israelí Shlomo Shamir programó cierta vez una audiencia privada con el Rebe. Durante la entrevista, que giró en torno a la fe en el mundo contemporáneo, el Rebe dijo:25

Hay muchos entre nosotros que viven en la desesperanza. Han perdido la esperanza en nuestra condición espiritual; no creen que algo pueda cambiar. Algunos levantan sus ojos al cielo, como diciendo: “Sólo Di-s en el cielo puede ayudar”. Eso es peligroso.

Es muy peligroso hoy día andar desesperanzados, confiando sólo en la ayuda del Cielo.

Mi suegro, el Rebe, me dijo cierta vez: “El Talmud dice que antes de la llegada de Mashiaj, la insolencia se incrementará, la sabiduría de los sabios se utilizará para cosas insignificantes, la verdad estará ausente, el rostro de la generación se asemejará a la cara de un perro, y así sucesivamente. Y el Talmud concluye: '¿En Quién podemos apoyarnos [confiar]? En nuestro Padre que está en los Cielos'. Apoyarse [únicamente] en nuestro Padre que está en los Cielos es otra de las 'calamidades' que enumera el Talmud”.

En el mencionado caso, otra instancia en que se invierte un conocido dictamen de la Torá, ambos Rebes leen el final de dicho pasaje no como una advertencia contra lo que se ha planteado anteriormente, sino como otra prueba de la depravación en la que está inmersa la generación. Al confiar sólo en Di-s renunciamos a nuestra voluntad, el mismo poder que nos dota de la imagen y la bendición de Di-s.

Similar a la historia de R. Levi Itzchak de Berditchev citada anteriormente, el Rebe sugiere que tal “fe completa” puede interponerse en el camino de nuestra propia redención y la del mundo. Afirmar que “todo está en manos de Di-s” puede ser simplemente buscar absolverse de la responsabilidad. De este modo, convertimos nuestra fe en un juego de manos teológico, una especie de acto de desaparición existencial, para librarnos del problema del estado del mundo o de nuestras propias almas.

“Si no tú, ¿quién? Si no ahora, ¿cuándo?” —Hillel el Anciano26

Melancolía

Un jasid que vivía en Londres tenía un hijo llamado Yaakov, que sufría de melancólica crónica; era retraído y no parecía entusiasmarse con nada. El Rebe le dijo27 que debía utilizar la melancolía para estudiar. La introversión, en realidad es buena para el estudio, y la inclinación al juicio crítico es beneficiosa para localizar lo que falta y articular lo que sea necesario para el progreso.

El Rebe sugiere que la melancolía es también una señal de talento excepcional en potencia, y necesita ser canalizada adecuadamente. De hecho, sus cualidades generales —introversión y juicio crítico— son especialmente adecuadas para sobresalir en el estudio de la Torá, en la contemplación y en el auto refinamiento.28

Amargura

En 1982, en el aniversario del fallecimiento de su padre, el Rebe expuso sobre la diferencia entre tristeza y amargura.29 La tristeza es un sentimiento que agota la energía de la persona y la deja sintiéndose progresivamente más disminuida y cada vez más perdida. La amargura, por el contrario, es más como una mordedura o picadura y por lo tanto estimula a actuar. Su dolor concentrado nos empuja hacia adelante.

La sensación de haber tocado fondo nos deja pocas opciones para levantarnos. Es nuestra responsabilidad transformar nuestra tristeza en amargura. Esto requiere que sintamos nuestra tristeza para incorporarla al propósito de nuestra alma, en lugar de adormecernos cómodamente y abandonarnos a los ritmos depresivos de una existencia desorientada.

Ciertamente no es una coincidencia que el Rebe sacara a relucir estos conceptos emocionales en el aniversario del fallecimiento de su padre:

Reflexionar sobre el fallecimiento de un ser querido rara vez es alegre y a menudo trae consigo sentimientos de tristeza e incluso de amargura. En cuanto a la tristeza, el Tania afirma que debe evitarse a toda costa, mientras que el sentimiento de amargura está permitido. De hecho, R. Shneur Zalman de Liadi escribe que esto último puede tener resultados positivos, no sólo para los que conmemoran el evento, sino también para el alma del difunto.

Al darnos el tiempo y el espacio para sentir profundamente nuestra tristeza y nuestras pérdidas, podemos concentrar su esencia en una potente fuerza de crecimiento e inspiración en nuestras vidas, y en las vidas de los demás, para el bien.

Canalizando la cultura popular y las nuevas tecnologías

Todo lo que Di-s creó en Su mundo, lo creó para expresar Su gloria”.30

El Rebe trató de incorporar conscientemente todos los avances y expresiones posibles de la era moderna en su misión redentora. Este enfoque se basaba en una firme creencia en el concepto cabalístico de que todo en la Creación tiene una chispa Divina esperando ser liberada y reconectada con su fuente. Todo tiene su propósito, y no hay oscuridad que no albergue el potencial de la luz.

Esta predilección por el concepto de apropiación sagrada se expresó en la práctica en el uso sofisticado que el Rebe hizo de todas las nuevas formas de comunicación emergentes durante el siglo pasado. Mientras que otros líderes religiosos encontraron miedo y peligro en los nuevos desarrollos, el Rebe encontró fe y motivación en la creencia jasídica de que literalmente cualquier cosa puede ser utilizada para objetivos puros.

De hecho, durante muchos de sus discursos, transmitidos a todo el mundo por teléfono, cable y satélite, el Rebe alentaba el uso de las comunicaciones modernas para unir a la humanidad.

Explicaba cómo la gente de todo el mundo, normalmente dividida por el espacio y el tiempo, tenía ahora la oportunidad de estudiar, rezar y decidirse a hacer una buena acción más, formando así una ola universal de unidad.31

A través de la radio, las clases sobre el Tania estaban al alcance de quienes no podían asistir a una clase de Torá; a través de sus discursos televisados podía llegar a muchos que nunca pensarían en asistir a una reunión de índole espiritual; y a través de la tecnología satelital se podían organizar eventos de Janucá para reunir al Pueblo Judío de todo el mundo.32

“Uno podría pensar: ‘¿Qué puedo lograr sentado en este pequeño rincón de este enorme planeta de miles de millones de personas?’, dijo el Rebe. “Hoy vemos cómo una persona que enciende una vela en su diminuto rincón puede iluminar el mundo entero”.33

Además de las nuevas tecnologías y medios de comunicación, el Rebe también trató de inspirar a los exitosos artistas seculares a utilizar su arte como un vehículo para transmitir la luz de la Torá a un mundo a menudo envuelto en la oscuridad pero que interiormente anhela la iluminación.

A modo de ejemplo, el Rebe le pidió a R. Moshe Feller, el shliaj de Jabad en Minnesota, que alentara al cantautor Bob Dylan, con quien tenía una cálida relación, a escribir una canción que transmitiera la importancia de las Siete Leyes Noájidas, el código universal de moralidad para toda la humanidad.34

Existen numerosos relatos en los que el Rebe no sólo no desaconseja, sino que alienta enfáticamente el uso creativo kosher del cine, la música, las novelas gráficas35 las formas no religiosas de meditación y el arte moderno como medios creativos a través de los cuales se puede transmitir eficazmente los mensajes redentores del judaísmo.

Lo que realmente cuenta no es la cubierta, sino lo que contiene. Como hemos visto a lo largo de la historia judía, la Torá y la redención pueden surgir de las personas más inesperadas y de los lugares más inverosímiles. De hecho, la bondad de Di-s está a menudo delante de nuestros ojos, oculta a plena vista. A veces sólo necesitamos un Rebe que nos abra los ojos para ver el verdadero potencial del mundo y de nosotros mismos.