El sesgo de positividad del Rebe le ayudó a ver cada obstáculo como una oportunidad a la espera de ser materializada. Este modo de pensar impregnaba sus consejos y orientaciones a personas de todos los orígenes y en todas circunstancias.
Crisis o desafío
El Sr. Benzion Rader, un hombre de negocios de Londres que se enfrentaba a una crisis financiera, visitó al Rebe en busca de su consejo y bendición. “Esperaba encontrarme en otras circunstancias”, le dijo al Rebe, entregándole varios informes en los que exponía sus problemas empresariales.
Después de leer el informe, el Rebe le preguntó: “¿Sabes cuál es la diferencia entre emuná y bitajón?”.
“No”, respondió.
“Déjame explicártelo”, dijo el Rebe. “Bitajón, la confianza en Di-s, no es simplemente una forma superior de emuná, la fe. Bitajón es una forma totalmente diferente de relacionarse con Di-s. Si uno se enfrenta a un problema y tiene emuná, entonces tiene fe en que Di-s le ayudará a superar sus problemas. Pero si uno tiene bitajón, uno entiende que no existe problema alguno en absoluto, porque sabe que Di-s no envía problemas, sólo desafíos”.1
Alguien que realmente confía en la bondad de Di-s no ve obstáculos, sólo oportunidades.
Rebelde con causa
En los años '60, muchos líderes judíos se lamentaban de la contracultura de la generación más joven, culpándola de alejar a los jóvenes de la vida comunitaria y la tradición judía.
El Rebe, por el contrario, consideraba que esa generación revolucionaba la forma de relacionarse con el cambio y la autoridad suprema, llegando incluso a compararla con la generación que salió de Egipto y recibió la Torá.
Un líder que fue invitado a hablar en un simposio sobre “el futuro de la comunidad judía americana” escribió al Rebe para pedirle consejo sobre cómo abordar el desinterés de la generación más joven, y las correspondientes predicciones sombrías para el futuro de la vida judía en América. El Rebe respondió en una carta detallada, fechada el 15 de Iyar 5724 (1964)2 en la que alude a un fenómeno paralelo a la contracultura, a saber, el naciente movimiento de baal teshuvá (“retornante”), que vio a oleadas de jóvenes judíos desafectos y no afiliados embarcarse en un viaje espiritual de regreso a sus raíces.
Es habitual encontrar defectos en la generación actual en comparación con la anterior. Cuales quiera que sean las conclusiones a las que uno pueda llegar a partir de esta comparación, un asunto es incuestionablemente cierto; concretamente, que la nueva generación no tiene miedo de enfrentarse a un desafío. Me refiero no sólo al tipo de desafío que los pondría en desacuerdo con la mayoría, sino incluso al tipo de desafío que exige sacrificios y cambios en su vida personal.
Aquí, el Rebe se refiere a los desafíos inherentes a la adopción de las estructuras y restricciones de la vida tradicional judía en medio de una sociedad secular más permisiva. Hacerlo, aparentemente lo pone a uno en desacuerdo con los ideales de libertad y progreso. Por otro lado, el entusiasmo y la perspicacia de los nuevos religiosos podría ponerlos en desacuerdo con el habituado mundo del establishment religioso al que intentaban entrar. Los sacrificios y las consecuencias sociales podían ser, pues, una pesada carga. Sin embargo, el impulso espiritual de esa generación les permitió soportar tal carga:
Algunos de nuestros jóvenes contemporáneos están bastante preparados para aceptar tal desafío, incluso con todas sus consecuencias. Esto es muy diferente a lo que ocurría en los viejos tiempos, cuando se necesitaba mucho valor para desafiar las opiniones e ideas populares predominantes, y una persona que tenía el valor de hacerlo era a menudo tachada de individuo poco práctico o de soñador, etc.
En mi opinión, también es una ventaja que tantos de nuestros jóvenes no se conformen con aceptar un reto que tenga que ver sólo con una bella teoría, o incluso con un pensamiento profundo, sino que quieran conocer la aplicación práctica de dicha teoría, no sólo como experiencia ocasional, sino como experiencia diaria; y ése es el tipo de idea que más les atrae.
Además, hoy día estamos acostumbrados a ver rápidos y radicales en todos los niveles del mundo físico. Si esto es posible en el mundo físico, es ciertamente posible en el mundo espiritual, como nuestros Sabios de antaño han declarado: “Una persona puede a veces adquirir la eternidad en un solo instante.”
..Seguramente comprenderás que los párrafos anteriores se refieren al comienzo de tu carta, en la que expresas tu descontento por la falta de conocimiento profundo de los diversos aspectos de la Torá por parte de la generación más joven. Pero como bien sabes, justo antes de la salida de Egipto, los judíos estaban en un estado de esclavitud en su nivel más bajo.... De hecho, cualquiera que esté familiarizado con las condiciones del Egipto de aquellos días sabe lo depravada que era [dicha cultura], y mucho de esto había empañado el carácter de los judíos allí esclavizados. Sin embargo, en el transcurso de sólo cincuenta días, los judíos se elevaron a la más sublime altura de espiritualidad y verdadera libertad, tanto física como espiritual.
Si las condiciones fueran similares a las que existían en el momento en que los Hijos de Israel salieron de Egipto, con total fe en Di-s siguiendo el llamado Divino, hacia el desierto, dejando atrás las carnes de Egipto y la gordura de la tierra, sin llevar siquiera provisiones, sino que confiaron completamente en Di-s, y en semejante estado de dedicación a la verdad siguieron al Pilar de Luz durante (el día y) la noche. Si tales condiciones se replicaran, o incluso se aproximaran, hoy día se podría esperar un cambio muy radical, no sólo al cabo de un período de años, sino en el curso de unos pocos días.
El Rebe toma un obstáculo aparentemente insuperable, la ruptura de la comunidad judía y la continuidad, y en un golpe de genio redentor ve una oportunidad brillante y audaz para el avance espiritual y la renovación judía.
El liderazgo religioso tradicional consideraba que el explosivo cuestionamiento a la autoridad por parte de los jóvenes era el comienzo flagrante del deterioro y la degeneración, mientras que el Rebe, reconoció, en este giro disruptivo de los acontecimientos, los signos y las semillas de la renovación y la regeneración.
La adhesión histórica a un molde tradicional siempre proporcionó una cierta medida de seguridad para la continuidad judía; sin embargo, también limitó cualquier progreso más allá de ese molde. Del mismo modo que la tradición define, a veces puede confinar. Una de las desventajas potenciales de cualquier sistema tradicional de autoridad es que su naturaleza reglamentada puede limitar la auténtica expresión espiritual individual y la creatividad, insensibilizando a sus adherentes a la maravilla y el misterio que se ocultan en el núcleo de la tradición.
Por otro lado, los judíos que dejaron o se criaron fuera de las estructuras de la tradición, cuando se les presenta la sabiduría viva en su núcleo, pueden convertirse en una poderosa fuerza de inspiración y revitalización. Pueden utilizar su nueva pasión y perspectiva para iluminar las mismas estructuras que parecían limitantes, revelando su vitalidad y luz interiores.
En realidad, el judaísmo se basa en gran medida en la transmisión y la tradición, por lo que la clase dirigente judía tenía razón al temer que todo lo valioso pudiera desaparecer de un plumazo. Sin embargo, el Rebe afirmaba lo contrario. Sin estereotipos preconcebidos, el cielo era el límite. Gracias a las preguntas inquisitivas y a los justificados desafíos de los jóvenes, se sentaron las bases para un renacimiento masivo de auténtica exploración, emoción, experiencia y elevación judías.
Con el beneficio de la retrospectiva, las predicciones del Rebe fueron ciertamente confirmadas. El fenómeno socioespiritual generalizado de los años '60, basado en el cuestionamiento de la autoridad y el retorno a las propias raíces, es de hecho lo que inició el movimiento de baal teshuvá, que lleva consigo niveles de frescura y perspicacia sin precedentes con cada nuevo retornante. Esta ola masiva de creatividad espiritual ha llegado a las vidas de cientos de miles de personas y continúa impactando en todos los rincones del mundo judío actual.
Un árbol crece en Brooklyn
A veces, cuanto más difícil es un obstáculo, mayor es la oportunidad que se presenta. En la siguiente historia, el Rebe ayuda a una líder política a ver una bendición donde antes había visto una maldición, y a convertir la humillación en inspiración.
Cuando Shirley Chisholm fue elegida en 1968 como Representante por el duodécimo Distrito del Congreso de Nueva York, que incluía su propio barrio de Crown Heights, fue noticia por ser la primera mujer afroamericana elegida para el Congreso. Sin embargo, pronto se encontró con que su carrera en el Congreso se vio truncada al principio por la política relacionada con la raza. Cediendo a las presiones de los políticos del Sur, la dirección de la Cámara asignó a Chisholm a la Comisión de Agricultura, un lugar en el que se suponía que podía tener poca influencia.
En aquel momento, algunos medios de comunicación de Nueva York cuestionaron el nombramiento y expresaron sus dudas sobre la capacidad de Chisholm para ejercer influencia en la agenda legislativa.
Ella se había comprometido a ocuparse de los problemas del los sectores de pobreza de la ciudad, pero su comité no tenía poder para hacerlo. Se sentía deprimida y enfadada.
Pero entonces llegó una llamada telefónica del secretario del Rebe: “El Rebe de Lubavitch quiere verla”.
Durante la reunión, el Rebe le dijo a la congresista: “Sé que se siente muy molesta”. “Sí”, respondió ella, “me siento profundamente humillada. ¿Qué debo hacer?”
“¡Qué bendición le ha otorgado Di-s!”, dijo el Rebe a la atónita Chisholm. “Este país tiene tanto excedente de alimentos y hay tanta gente hambrienta. Puede usar este regalo que D-os le dio, el cargo para el que fue asignada, para alimentar a la gente necesitada. Tan sólo encuentre una forma creativa de hacerlo”.
Ya a cargo de la tarea (encomendada por el Rebe), Chisholm conoció al senador Bob Dole en su primer día en Washington. Buscaba ayuda para los agricultores del Medio Oeste que estaban perdiendo dinero con sus cosechas. “Los estadounidenses han empezado a comprar productos de Cuba”, le dijo el senador, “y como resultado de esas importaciones, nuestros agricultores están perdiendo su negocio. Ahora tienen un enorme excedente de alimentos sin vender y no sabemos qué hacer con ellos”.
“¡Ajá!”, pensó Chisholm, “¡el consejo del Rebe!”.
Durante los años siguientes, y durante toda la década de 1970, Chisholm trabajó para ampliar el programa nacional de cupones de alimentos, que permitía a los estadounidenses necesitados adquirir alimentos subvencionados a los agricultores del Medio Oeste. Finalmente, en 1973, la Ley de Agricultura y Protección del Consumidor ordenó que los cupones de alimentos estuvieran disponibles en todas las jurisdicciones de Estados Unidos. Junto con el senador Dole, creó el Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños (WIC), que hoy beneficia a más de ocho millones de personas cada mes.
El impacto principal del Sesgo de Positividad del Rebe, expuesto a lo largo de este libro, se resume de forma conmovedora en las palabras de Shirley Chisholm en su fiesta de jubilación: “Todo esto se lo debo a un rabino optimista, que me enseñó que lo que crees que es un obstáculo es en realidad un regalo de Di-s. Y si hoy los bebés pobres tienen leche, y los niños pobres tienen comida, ¡es por la visión de ese rabino de Crown Heights!”.3
No podemos controlar lo que nos sucede o lo que la vida nos depara, pero sí podemos controlar la forma en que nos relacionamos y respondemos a ello. ¿Es tu vida un desfile interminable de fastidiosos obstáculos, o un flujo incesante de oportunidades increíbles?
¡La elección es tuya!
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