Para el Director del Coro, sobre Ionat Elem Rejokím, por David, un mijtám cuando los filisteos lo capturaron en Gat: Favoréceme, Dios, pues hombres ansían engullirme; el día entero el guerrero me oprime. Todo el día mis atentos adversarios aspiran engullirme, pues muchos guerrean contra mí, Altísimo. El día en que temo, confiaré en Ti. En la rigurosa justicia de Dios, alabaré Su palabra. Confié en la rigurosa justicia de Dios, no temeré. ¿Qué puede hacerme la carne? Todos los días ellos hacen penosas mis palabras; en cuanto a mí, todos sus pensamientos son para el mal. Ellos se juntan, se ocultan, observan todos mis pasos, siempre que prevén [oportunidad para capturar] mi alma. Por iniquidad, expélelos; en cólera, derrumba las naciones, Dios. Mi deambular Tú Mismo contaste; deposita mis lágrimas en Tu odre. ¿No están en Tu registro? Entonces, mis adversarios retrocederán el día en que clamé; lo sé, Dios está conmigo. En la rigurosa justicia de Dios, alabo Su palabra; en la misericordia de Adonái, alabo Su palabra. Confié en la rigurosa justicia de Dios, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Sobre mí, Dios, están Tus promesas; saldaré ofrendas de gracias. Pues Tú liberaste mi alma de la muerte, hasta mis pies de tropezar. Para caminar delante de Dios en la luz de la vida.