-De las Charlas del Rebbe de Lubavitch, Rabbi Menajem M. Schneerson.
La Torá pone gran énfasis sobre la responsabilidad de un judío por el bienestar espiritual de su prójimo. Un judío debe acercar a su prójimo a la Torá y el Judaísmo para que él o ella, con alegría y entusiasmo vivan de acorde a sus prácticas y preceptos.
A pesar de que esta tarea recae sobre ambos, hombres y mujeres, es la mujer la que posee la mayor capacidad, y por tanto carga con la mayor parte de la responsabilidad para lograrlo.
En términos generales, hay 2 métodos que pueden ser usados para tratar de influenciar el comportamiento del ser humano: reproche severo; o palabras gentiles, amables.
El camino de la Torá es el camino de la Paz y el de acercar a las personas. D-is es bueno, y es Su deseo que aquellos que lo sirven apliquen sus preceptos con bondad y amor.
Ya que la mujer fue bendecida con una naturaleza innata simpática y delicada, su carácter es propiamente dicho y expresivo, del Ideal de la Torá del acercamiento compasivo. Por ende, ella posee una enorme capacidad para influenciar a sus conocidas/ cercanas judías para disciplinar sus conductas acorde a los caminos de la Torá.
El ser humano posee cuerpo y alma. El judío ve al cuerpo y el alma como interconectados, más aun, como estrechamente ligados, y por tanto, al examinar un fenómeno físico, podremos ganar comprensión en su contraparte espiritual.
Cuando una persona está enferma, debe consultar a un médico. El médico, que comprende el funcionamiento físico del cuerpo, diagnostica la naturaleza de la enfermedad y prescribe tratamiento. Si el caso requiere, cuidado hospitalario es recomendado. La organización del hospital es tal que si bien el medico es el que prescribe el tratamiento, la enfermera es generalmente la que lo administra.
En referencia a esto, cabe resaltar que la carrera de enfermería es predominantemente un campo femenino, un hecho obviamente comprobable en hospitales, donde, con muy raras excepciones, la mayoría son mujeres. Esto refleja el hecho de que las mujeres inherentemente son mas aptas para la enfermería. Con su natural paciencia y delicadeza, ellas pueden endulzar un medicamento amargo y hacer tolerable un procedimiento medico difícil.
Lo mismo es cierto respecto del cuidado del alma. Si un judío sufre de una deficiencia en su salud espiritual, es necesario tratarlo/a con la cura apropiada. Para llegar a un remedio para enfermedades espirituales, se debe consultar a alguien que, como un doctor que es experto en las necesidades del cuerpo, sepa y comprenda las necesidades del alma.
Para el judío, estas necesidades están envestidas en la Torá y sus preceptos. Pero el experto que diagnostica y prescribe el tratamiento no necesariamente es el más indicado para administrarlo. Entonces, he aquí que llegamos al rol de la "enfermera espiritual"- una persona con la compasión, paciencia y sensibilidad que la tarea lo requiere.
Como es el caso respecto a la medicina física, la mujer fue bendecida con un carácter idealmente apto para servir de "enfermera espiritual"- alguien que acerca a su prójimo judío a la Torá con amabilidad, bondad, gentileza y amor.
La fortaleza de una mujer es tal que ella puede prevalecer sobre otros el cumplimiento de las Mitzvot (preceptos), incluso aquellos que en la superficie, pueden parecer difíciles o "amargos en gusto", y que los acepten con "brazos abiertos", con alegría y buena disposición.
La primera y primordial responsabilidad de una mujer es el cuidado espiritual de su propia familia. Sin embargo, como el fundador del Jasidismo, Rabbi Israel EL Baal Shem Tov solía decir, todos los judíos son hermanos y hermanas. Por esto, sus esfuerzos de acercar más a las personas al judaísmo debe extenderse más allá de los confines de su familia inmediata para abarcar a toda persona judía.
Que ustedes y sus familias tengan un verano saludable y feliz. Que puedan lograr mucho orgullo judío de sus hijos, orgullo que sea inmediatamente perceptible y disfrutable.
Por favor envíen mis saludos a sus maridos.
Transcripto en aquel entonces por Rojel Fogelman, Co- Directora de Jabad-Lubavitch de Worcester, Massachusetts, USA.
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