Mikve

A pesar de la confidencialidad del ritual de la mikve, voy a hablar de una de mis visitas, en realidad de la única que he hecho hasta ahora. Mi visita fue un tanto "diferente" de la que hacen...

Me sumergí en el agua, agradeciendo al universo por mi marido Paúl, mi salud, mi rica experiencia de la vida. Rogué para que mi familia y amigos estén bien. Y me pareció oír un pequeño suspiro en los cielos mientras que mis rezos fueron oídos...

Mis lágrimas se mezclaban con las aguas de la mikve, cubriéndome en una calidez y amor que nunca antes había experimentado. Sabía que había venido al lugar correcto, en el momento correcto...

El renacimiento para el que me estuve preparando tuvo lugar bajo la jupá (palio nupcial).

Para mi el embarazo prueba que Di-s es real. No necesito buscar nada más; con cada bebé pateando y moviéndose, se que estoy experimentando un milagro en progreso.

Para purificarse, uno se sumerge totalmente en las “aguas vivas” de la Mikve, en donde la vida “anula la muerte”, y de esta manera la transición al estado de pureza se completa.

Y así, mi fe sería probada. La noche señalada, la Rebetzin apareció frente a mi casa con el rabino al volante estacionándose.

El periodo de nidá es un tiempo que suele durar entre doce y catorce días, en el que la ley judía prohíbe las relaciones conyugales.