Querida Racheel:
Estoy muy frustrada y enojada porque no siento que me escuchen. A veces me siento invisible cuando trato de hablar con gente (amigos, familia, encargados de atención al cliente…) y tengo que gritar para hacerme oír.
Me considero alguien que escucha con atención pero, en cuanto es mi turno de hablar, la gente empieza a leer, a revisar sus teléfonos o a hablar de algo totalmente desconectado de lo que que estoy tratando de decir. Hago contacto visual cuando hablo y respondo a lo que me dicen, o al menos muestro que presto atención asintiendo con la cabeza y emitiendo sonidos que muestran que estoy interesada. Les hago comentarios y los estimulo.
¿Por qué es tan difícil que los demás hagan lo mismo? ¿O es que simplemente no les importa?
Con tristeza,
Nadie Me Escucha
Querida Escucha:
¡Te escucho! Escucho que no te sientes oída, escuchada o comprendida. Esa es una necesidad humana básica. Irónicamente, esa es la razón por la cual la gente se obsesiona en revisar sus teléfonos. Buscan conexión, y en esta era en que la capacidad de atención es de 1,5 segundos es muy difícil que la consigan. Se distraen con facilidad y la comunicación se ha tornado más superficial que profunda.
Ese es uno de los beneficios de observar el shabat: todos los que te rodean están desconectados de su goteo tecnológico.
Es posible que un día encuentres a alguien con quien te puedas conectar a un nivel profundo. Mientras tanto te quiero ofrecer algunas ideas y sugerencias:
· El sabio rey Shlomó dijo: “Las palabras del sabio se escuchan en voz baja”.1 Para ser escuchada, trata de hablar más suavemente. Nada atrapa tanto la atención como el murmullo. La gente huye del griterío y, si bien entiendo tu frustración, no te ayudará a que te escuchen.
· El hecho de que modeles una escucha atenta es muy apreciable y, cuando se trata de familia y amigos, en algún momento tu técnica se les va a pegar. Pero no podemos esperar que los demás puedan hacer lo mismo que nosotros con éxito. Intenta respetar la limitada capacidad de los otros para concentrarse en lo que dices. Ofrece empatía y comprensión, y adapta tu comunicación de acuerdo a ello.
· También puedes tratar de decir: “Perdón, veo que estás ocupado. No te voy a interrumpir. Dime cuándo estés disponible para escucharme”. Acusarán recibo del mensaje.
· A veces la gente está escuchando (y les importa) aún cuando no hagan contacto visual.
· Trata de no verlo como una afrenta personal cuando los demás no te escuchen con total atención. Es lamentable que se haya perdido el arte de escuchar, y por eso mucha gente busca terapeutas. Y eso era cierto mucho antes de los teléfonos celulares. Es difícil encontrar gente que sepa escuchar de verdad.
· Intenta buscar otra salida para tu expresión, que no dependa de otros. Escribe un diario, crea la letra para una canción, redacta una carta al editor. Habla contigo misma (quizás en voz no muy alta) sobre tus pensamientos y sentimientos. Toma un curso sobre cómo hablar en público o uno de actuación.
· Por último, pero no por ello menos importante, quien mejor escucha es Di-s. Cuando le hables o reces encontrarás una audiencia extraordinaria. Y él está disponible a toda hora.
¡Gracias por escribir y escuchar!
Rachel
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